
por Fabian Muenala
Los abuelos cuentan que hace mucho tiempo atras, cuando todos estaban de fiesta celebrando el Inti Raymi, una noche de luna llena, un hombre viudo, triste y solitario, luego de haber atendido con comida y chicha a los danzantes que habian llegado a visitarle en su casa se disponia a dormir… No paso mucho tiempo cuando de subito escucho el clamor del baile cerca de su casa.
Las gaitas (flautas traversas) sonaban con melodias guerreras, el zapateo enérgetico y las voces airadas de animación contemplaban el ritmo del baile. Creyo que habia llegado otro grupo de bailadores. Se levanto dispuesto a ofrecer comida y chicha festiva… pero se extraño porque los danzantes no habian entrado directamente al corredor de la casa como es costumbre, sino que estaban bailando solamente en el patio; se detuvo antes de salir, pues algo diferente estaba sucediendo… El zapateo de los danzantes hacia temblar el suelo, la música de las flautas parecia salir de todas partes y las voces de mando del baile se escuchaban como truenos.
Antes de salir al patio miro hacia fuera por una abertura de la puerta y contemplo que quienes bailaban de esa manera, eran unos seres con forma humana que tenian dos caras en la misma cabeza (uno adelante y el otro atrás), tenía orejas y narices grandes, sus cabellos eran gruesos y desorganizados parecían serpientes; algunos llevaban bastones en sus manos, otros llevaban consigo churus o caracoles, pututus y vocinas, mientras tanto otros tocaban la flauta con gran maestría. Al fijarse en sus extremidades inferiores noto que tenían una indumentaria cubierta de pelaje y que sus pies estaban al reves.
Pero la aparición duro pocos instantes y con la misma rapidez con la que habian llegado, desaparecieron dentro del maizal y al momento todo quedo en silencio como antes.
Por las caracteristicas de estos danzantes excepcionales, el hombre comprendió que los que habían llegado a su casa eran los AYA de los que había oído hablar a sus mayores.
Quedo tan impresionado con la extraña aparición que decidió elaborar una vestimenta similar; tratando de recordar cada detalle confeccionó una máscara de dos caras y empezo a bailar como los AYA.
Cuentan que este hombre nunca se agotaba durante los bailes del Inti Raymi que duraban dias y noches seguidas. El era quien guiaba y animaba a los demas en todo momento, nunca fue derrotado en ninguna pelea ritual, era el primero en entrar a la lucha y el último en salir de ella, y cuando bailaba, sus pies no tocaban el suelo y muchas veces dormía entre las espinas sin sufrir ningun daño. Acostumbraba bañarse y dormir junto a las cascadas, lagos, vertientes y otros sitios ceremoniales durante estos días festivos.
Cada Inti Raymi, este hombre demostraba su gran fuerza y resistencia por lo que toda la comunidad lo respetaba y apreciaba, hasta que un día desapareció de la comunidad por lo que los mayores cuentan que fue llevado por los AYA a quienes tanto trato de imitar. Cuentan tambien que este hombre aún vive en los lugares bravos de la Pacha-Mama ayudando con la fuerza de los AYA a fortalecer los cuerpos y espíritus de quienes lo buscan en cada baño ritual”